América

Primera escuela en la carpa de un campamento gitano

Ninguno de los niños del campamento acudía al colegio

También permitirá a los padres estudiar junto a sus hijos


Por: Oscar Rosales Cid - Chile - 19/08/2013

Muchos llegaron incrédulos hasta el campamento gitano de La Serena, invitados por el municipio, que inauguraría una escuela al interior de las carpas en las que viven unas 50 familias que ya hace tiempo dejaron de ser nómades.

Sin embargo, a poco andar se percataron de que detrás de esa invitación había un trabajo serio que habían iniciado los profesionales, incluido su director, del Colegio Adventista de La Serena, a cuya iniciativa se había plegado el municipio, que ya había dado un importante paso al propiciarles un terreno para que se establecieran, dotándolos de electricidad y agua potable que se les lleva en camiones aljibes.

Una gran carpa cuadrada con bancos y sillas de colegio que fueron restauradas es la primera imagen que se aprecia al llegar al campamento gitano y cerca de 50 inquietos niños sentados a la espera de que la actividad inaugural y la primera clase comience.

Hay algarabía, las gitanas más viejas comentan en voz baja algunas, pero se les notan sus rostros felices. Una mesa llena de galletas, canapés y jugos esperan a los estudiantes en su primer día de clases. Algunos padres entusiasmados deciden estudiar con sus hijos para comenzar a aprender lo básico, mientras los más viejos se sientan a escuchar.

Sin duda alguna, es un día de fiesta. La cinta tricolor está preparada dentro de la sala de clases para que el alcalde Roberto Jacob la corte y dé por inaugurada la primera escuela gitana en Chile, un experimento inédito en la educación de nuestro país.

Es tal la importancia que le han dado los gitanos y los docentes del Colegio Adventista de La Serena, que incluso el pastor nacional de los gitanos, Juan Nicolich, viajó para estar presente en el inicio de la escuela gitana. También se le veía feliz y no solamente hizo la oración pertinente, sino que animó a los presentes y los hizo cantar la canción “Munri Charicha”, que se hizo conocida por la teleserie Romané.

El pastor dijo que la municipalidad y su alcalde estaban dando un ejemplo de no discriminación, ya que en ninguna comuna del país se les había pasado un terreno a los gitanos para que se instalaran, que por el contrario, por lo general los desalojaban o “hay lugares en donde no tienen dónde instalar sus carpas y aquí la municipalidad les ha dado electricidad y los provee de agua, es un ejemplo que deberían seguir otros alcaldes”.

Referente al colegio, no cabe en alabanzas a favor del edil y del director del Colegio Adventista. “Voy a recorrer el país, en todos los campamentos gitanos para contarles esto, tienen que saber cómo se ha iniciado una escuela para los niños”. Los menores están contentos y miran inquietos a las autoridades que llegaron al campamento, hasta que llega el momento del corte de cinta, luego de los correspondientes discursos, que no fueron largos.

Son presentadas las profesoras Anita Pereira y Rosa Peralta, quienes son las encargadas de hacer la primera clase, la que se inicia preguntando el nombre de cada uno de los alumnos. Ellas impartirán clases de Lenguaje, Matemáticas y Educación para la Salud. Hay bulla como en cualquier sala de clases. Los niños inquietos, algunos gritan por la atención de la profesora, mientras otros observan lo que ocurre a su alrededor.

SE VALIDARÁ

El alcalde Roberto Jacob planteó que buscarán la forma de validar la escuelita por intermedio del Ministerio de Educación, poniendo como ejemplo que hay sectores rurales donde hay aulas que funcionan con dos alumnos y son reconocidas oficialmente y “aquí hay cerca de 50 alumnos”.

Pero no deja pasar por alto los inicios señalando que “no nos imaginamos cuando hicimos la primera visita al campamento gitano, cuando me contaron sus problemas y yo les dije que buscaríamos un lugar para que estuvieran tranquilos, donde pudiesen tener algunas comodidades, pero ahora tienen una iglesia junto con una escuela, creo que hemos avanzado muy rápido”. Hace un gesto y agradece a los pastores adventistas, “que tuvieron la visión de pensar en estos niños”. Lo destacable es que el proyecto de educar en el campamento también permitirá a los padres que lo deseen, estudiar junto con sus hijos. Jacob insiste en que el municipio le entregará a los gitanos “todas las comodidades que estén a nuestro alcance”.

MEJORAR LA CARPA

Pero la escuela no siempre funcionará en una carpa, esto se mejorará paulatinamente, especialmente para el invierno, puesto que los ideólogos de este plan contemplan instalar primeramente aulas de madera, porque plantean que “ellos tienen derecho a tener dónde aprender en el invierno, sin que tengan que mojarse”.

Dicen que la carpa no es indigna y que representa bien a los gitanos, pero este es solo el inicio, pues tienen que habilitar un lugar más confortable y que reúna las mínimas condiciones para estos niños. El municipio les entregó libros cuadernos y útiles de estudio para que inicien sus estudios.

Y así lo grafica Gladys Nicolich, quien dice que “es bueno, para que puedan aprender, nos sentimos bien de que aprendan para que no se queden perdidos en la nada. Yo nunca fui a clases, pero había unas monjitas que me enseñaron las letras y con eso aproveché de leer”.

Los niños también estaban felices. Es el caso de Rocío Estefanovich, de nueve años, quien señala que no sabe leer y que ha ido a distintos colegios, pero “esta va a ser la escuela en la que voy a durar, porque cuando antes iba duraba una semana”. Con un tremendo desplante dice que es “muy bueno esto, vamos a tener una educación buena y todo es gracias al alcalde que tenemos”.

EL ORIGEN DE LA ESCUELA

El pastor de la Iglesia Adventista de La Serena, David Victoriano, recuerda que cuando lo invitaron al campamento gitano le dijeron que allí había una carpa que era de la iglesia, lo que lo movió a comenzar a visitar a estas familias. En una de estas visitas, una gitana le dijo “por qué no me ayudas a que mi hijo vaya al colegio y yo le pregunté por qué no iba y me contestó, porque ninguno acá en el campamento va al colegio y yo pensé y dijo, por qué no hacemos una escuela gitana”. Luego conversó con algunas gitanas y posteriormente trajo a Juan Nicolich, el pastor gitano de todo el país, con quien lanzaron la idea, que fue acogida también por el alcalde. “Hoy estamos viendo cómo es posible tener un colegio en este lugar, las profesoras han accedido en forma voluntaria para venir a hacer clases, el Ministerio de Educación nos ha dado los libros y hemos comprado los cuadernos y está todo listo”, señala el pastor.

Rolando Montoya, el director del Colegio Adventista, quien estuvo presente en la inauguración de la escuela gitana, también recordó cómo se sumó a la idea. Cuando lo convocaron algunos hermanos de la iglesia “nos encantó la idea y hoy día estoy súper contento, porque estas mesas del colegio fueron reparadas, están nuestras profesoras Anita y Rosita y tres docentes más, de educación física, de educación valórica y de ciencias que nos van a colaborar”.

CON VOCACIÓN EN LAS VENAS

Sin duda que las profesoras que ofrecerán las clases a estos alumnos tiene una tremenda vocación de servicio, puesto que se vendrán a dictar clases después de cumplir sus turnos en el colegio que trabajan para darle vida a esta inusual escuela.

Rosa Peralta recuerda que cuando escuchó del proyecto le interesó, porque los gitanos siempre le han llamado la atención. “Me gusta mucho su música y como iglesia hemos interactuado más con ellos y me interesó darles la oportunidad para que ellos tengan acceso a la alfabetización, que aprendan a leer y a escribir, para que puedan independizarse un poco más y quién sabe si llegan a ser unos profesionales”.

Fuente: el día

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