América

El pueblo gitano, en calvario

Aún después de 10 siglos de persecuciones el calvario del pueblo gitano no terminó.

Organización Editorial Mexicana
16 de febrero de 2009

Por: Carlos Siula / Corresponsal

París, Francia.- Contrariamente a una pertinaz leyenda -que durante largo tiempo ubicó sus orígenes en Europa Central-, la ciencia logró demostrar que el pueblo gitano procede probablemente del Punjab o, en todo caso, de algún lugar ubicado entre los actuales territorios de India y Pakistán.

Una serie de análisis genéticos e investigaciones lingüísticas confirman los indicios que aportan viejos documentos sobre sus orígenes.

Su éxodo comenzó entre los siglos X y XI, cuando emigraron hacia Persia, donde residieron durante unos 300 años. Desde allí siguieron hacia Europa, en los albores del siglo XV. Existen documentos que prueban la presencia de gitanos en Francia y España en 1415. En Andalucía, donde actualmente reside una comunidad de 300.000 personas, comenzaron a instalarse a partir de 1462.

* TRANQUILIDAD EFÍMERA

Su tranquilidad duró apenas unos pocos años y, en la práctica, nunca fueron bien acogidos en ninguna parte. Desde que pusieron un pie en Europa, comenzaron a ser perseguidos.

La documentación histórica muestra que las expulsiones comenzaron en 1427. Ese año fueron desterrados de Pontoise (Francia), en 1439 de París, en 1471 de Suiza.

En España, poco después de su llegada al trono, los reyes Fernando e Isabel repitieron el modelo experimentado pocos años antes con judíos y musulmanes: en 1499 ordenaron la expulsión de los gitanos si no se convertían al catolicismo y adoptaban un domicilio fijo.

La Iglesia tuvo una parte de responsabilidad en esas persecuciones porque consideraban el arte de predicción y las danzas sensuales como expresiones heréticas y el nomadismo como una práctica antisocial.

* LA GRAN REDADA


Para justificar la persecución durante la Edad Media, se aseguraba entre susurros que los gitanos eran descendientes directos de Caín.

En 1500 fueron desterrados de Alemania, en 1514 de Inglaterra y en 1540 de Bélgica. En 1594, las Cortes de Castilla prefiguraron el horror nazi con una ley que ordenaba la separación de los "gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza".

Los gitanos también conocieron una suerte de noche de cristales. El 30 de agosto de 1749, el Marqués de la Ensenada -cumpliendo una orden firmada por Fernando VI- lanzó un operativo combinado en todo el país con el propósito declarado de detener y extinguir a "todos los gitanos del reino sin excepción de sexo, estado ni edad".

Esa Gran Redada, como se la recuerda en la historia, permitió detener unos 9 mil gitanos, que se sumaron a otros 3 mil que ya estaban en la cárcel. Los hombres fueron enviados a los arsenales de la marina, mientras que las mujeres y los niños terminaron en prisión.

* EXPULSADOS

LLEGARON A AMÉRICA

En esa época, España y Francia los enviaba a las galeras, Portugal los deportaba a sus colonias de ultramar y Gran Bretaña los desterraba al norte del continente americano.

Expulsados por la justicia inglesa que castigaba a los criminales y los vagabundos, los primeros gypsies llegaron al norte de América casi en la estela del Mayflower que transportó a los Padres Peregrinos.

En esos años, en Hungría y Rumania eran vendidos como esclavos y utilizados como mano de obra gratuita. Esos destierros -más algunas migraciones espontáneas- prosiguieron hasta el siglo XIX (ver gráfico).

Precisamente en esa época, el historiador George Borrow sostuvo que ningún país había hecho "tantas leyes destinadas a suprimir y extinguir el nombre, la raza y el modo de vivir de los gitanos como España". Ese país tiene el discutible récord: desde 1499 dictó más de 280 pragmáticas y leyes contra el pueblo gitano.

En otros países europeos tal vez fue igual o peor. La única diferencia es que siempre se procedió de manera clandestina.

* PERSECUCIONES Y EXTERMINIOS

De todos esos agravios, los más difíciles de soportar son -acaso- las humillaciones permanentes que reciben en la vida cotidiana.

Su nombre genérico es incluso discriminatorio (ver recuadro) y en Rumania todavía hay un proverbio que dice: "Visto de lejos, un gitano parece un ser humano".

En ese país aún se organizan regularmente pogromos anti-gitanos.

En la capital, Bucarest, nadie se escandaliza por la permanencia de cuatro estatuas del mariscal Ion Antonescu, el hombre que organizó la deportación de judíos y gitanos durante la Segunda Guerra Mundial.

En las calles de Auschwitz, donde en la Segunda Guerra Mundial fueron cremados miles de gitanos, a fines de los años 90 algunos polacos cantaban el himno nacional seguido de una estrofa que decía: "Los niños gitanos a la hoguera".

Las persecuciones y mortificaciones permanentes fueron sin duda las principales razones que acentuaron el carácter nómada de los gitanos.

Los destierros y exterminios prosiguieron en el siglo XX. Cuando pudieron respirar aliviados por el derrumbe del nazismo, comenzaron a padecer las arbitrariedades comunistas en los países de Europa del Este, que pretendían sedentarizarlos, pero segregados en ghettos alejados de los centros urbanos. La inestabilidad política y económica que se produjo después de la caída del comunismo aportó una bocanada de oxígeno y les abrió la perspectiva de desplazarse hacia Europa Occidental en busca de sosiego y prosperidad.

ÉXODO SIN PRECEDENTES

Los expertos y antropólogos afirman que Europa asiste actualmente a uno de los éxodos más importantes de la historia del pueblo gitano.

Una de las principales corrientes de emigración moviliza a las grandes comunidades que residen en el sureste de Europa (Rumania, Bulgaria, Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina y Albania). Esos grupos cruzan el Adriático hacia Italia y desde allí se extienden al resto del continente.

Ese fenómeno no se diferencia en absoluto del éxodo que protagonizan las otras poblaciones más pobres de la región. Eso explica los aluviones humanos que llegan a Italia desde hace algunos años. Pero, como es casi habitual, los proyectores se focalizan en particular sobre los gitanos.

12 MILLONES EN EUROPA

Actualmente, ese pueblo disperso en cuatro continentes -Asia, África, Europa y América- reúne de 15 a 20 millones de personas.

En la esfera de los 27 países que integran la Unión Europea (UE), esa comunidad representa -en todo caso- la primera minoría étnica del continente. Pero es difícil evaluar con precisión esa población por sus características nómadas, la falta de vínculos, las rivalidades entre las diferentes colectividades y -sobre todo- por la legislación europea que prohíbe clasificar a los habitantes de un país por religión, raza, color o pertenencia comunitaria.

HASTA EL NOMBRE ES PEYORATIVO

Una leyenda afirma que la palabra gitano deriva del término "egiptano", porque en el siglo XV, cuando llegaron a Europa, se creía que procedían de Egipto. Aprovechando esa confusión, muchos se hacían pasar por "nobles egipcianos". Existe incluso un salvoconducto entregado por rey Juan II de Aragón a dos "condes del Egipto Menor".

La explicación más verosímil, sin embargo, es que el nombre procede del término griego athinganoi o atsinkanos, que literalmente significa "intocable" o "paria".

La palabra latinizada derivó en tsiganes y gitans, zingaro en Italia y cíngaro en español, mientras que la versión inglesa egyptien originó gypsie.

En algunas regiones europeas desde el siglo XV también se los conoce como bohemios. Ese nombre constituyó una generalización, debido a que se desplazaban con un salvoconducto firmado por el rey de Bohemia.

A su vez, la palabra calé -para referirse a una persona- y caló -que define una variante lingüística- parecen proceder del indostaní kâlâ, que significa "negro".

Aunque también se los denomina rom -que significa "hombre" o "esposo"- o romaníes, en el mundo de habla hispana la mayor parte de la comunidad prefiere el término "gitano".

A nivel internacional existe también una propuesta común para utilizar rrom, tanto el nombre del pueblo como el idioma. Pero todavía no hay acuerdo acerca de la existencia o no del doble fonema "r-r" en las lenguas gitanas centroeuropeas.

En España y América Latina, una expresión de identidad es el uso común de la palabra payo para designar a los que no son gitanos.

Los gitanos españoles también se refieren a los no gitanos como busnó y lacró.

En el resto de Europa, para denominar a los no gitanos utilizan los términos gadyè o sus variantes centroeuropeas (gaže o gadjè). De ese fonema derivó gachó, palabra muy utilizada en España para referirse a un individuo cualquiera (equivalente a "fulano") y gachí (para referirse a una mujer).

Continuará...
 
Fuente: El Mexicano
 

Mundo Gitano – Gypsy World

 
writePostTexto()