Europa

LÍVIA JÁRÓKA

"El pueblo romaní quiere trabajo, dignidad y alimento para el futuro"

La eurodiputada Lívia Járóka en un momento de la entrevista.

Estrasburgo - 10/02/2011

Es la única eurodiputada de etnia gitana de todo el Parlamento Europeo. Nació en Hungría hace 36 años, pertenece al grupo del Partido Popular Europeo y recientemente ha elaborado un informe sobre la estrategia europea de integración del pueblo romaní. Lívia Járóka explica en esta entrevista lo que significa ser gitano hoy en día en la Unión Europea.

Señora Járóka, usted está tratando de poner en marcha una estrategia europea para la integración del pueblo romaní. ¿Cuáles son sus líneas maestras?

Tenemos que pasar del concepto étnico que se tiene de esta minoría a algo más abierto, dando a los gitanos más posibilidades, sobre todo desde el punto de vista del empleo. Hay leyes europeas para combatir la discriminación, pero no están muy implementadas en los Estados miembros. Sin embargo, la discriminación étnica es solo uno de los factores. En Europa, existe una pobreza invisible que no está contemplada por los fondos europeos.

En esta estrategia para la integración de los romaníes, la mitad del éxito depende de la propia comunidad gitana y de buenos líderes. Por lo tanto, se necesita un liderazgo nuevo y potente de gitanos bien preparados, procedentes de las comunidades y representativos de las mismas.

Sigue existiendo la idea de que el pueblo gitano lleva una vida nómada. ¿Es así?

Como ciudadanos europeos, los romaníes tienen derecho a la libre circulación. Pero la cuestión es cuántos de ellos quieren moverse. Hoy en día, el 95 por ciento de los gitanos europeos son sedentarios. El otro cinco por ciento viaja por motivos culturales o por su oficio.

En los últimos años, hemos visto claramente una emigración por motivos económicos. Los Estados miembros provenientes de la era comunista encararon nuevas realidades que dejaron a los más pobres sin empleo. Y los gitanos fueron los primeros en ser expulsados, no por cuestiones étnicas, sino porque no estaban cualificados.

El pueblo romaní no quiere una vida nómada. Quiere trabajo, dignidad y comida para el futuro. Los riesgos de la nueva generación están en la pobreza, no por ser gitano, sino por tener padres desempleados. Tenemos que ocuparnos de que los romaníes no emigren por razones económicas como hicieron yendo a Francia, Reino Unido, Italia y muchos otros países. Aunque muchos pobres que no son gitanos están emigrando en busca de trabajo.

¿Cuáles son las claves para potenciar la figura de la mujer romaní?

En las áreas desfavorecidas, dos generaciones de gitanos están creciendo sin ver a sus padres ir a trabajar. Esto también significa que las mujeres son las únicas que física y mentalmente mantienen la esperanza. He visto -y soy antropóloga- cuánto depende todo de las mujeres. Ellas se aseguran de poner cada día un plato de comida encima de la mesa y de que se respeten los derechos de sus hijos.

Fortalecer la figura de las mujeres gitanas es uno de los elementos clave de nuestra estrategia. Hay que estar seguros de que no se producen matrimonios forzosos, hay que luchar contra el narcotráfico y contra las drogas.

Usted es la prueba de que casino ser gitano no es sinónimo de pobreza y exclusión social. ¿Qué sugiere a otros romaníes que quieren seguir su ejemplo?

Mi suerte ha sido recibir educación. Mis padres se mudaron para asegurarse de que sus hijos no eran segregados en aulas para gitanos y se preocuparon de que estudiáramos lo suficiente para ir a buenos colegios. Sin embargo, mi baza más importante fue el fuerte vínculo familiar y nuestra fuerte tradición de aceptarnos los unos a los otros.

Vengo de un matrimonio mixto. He visto lo que hicieron mis padres para darnos una vida mejor. Mis hermanos y yo fuimos todos a la universidad, y todo ello fue gracias al mensaje tan positivo de nuestros padres.

¿Experimentó algún tipo de discriminación cuando era joven?

Para mí, ser gitana es una baza a favor. Me enriquece. Mi padre siempre ha sido muy protector. Nunca he oído un comentario racista en casa. Para nosotros, era natural ser gitanos, pero antes que nada, ser húngaros y europeos.

No obstante, mi hermana, que es diez años menor que yo, nació en la época en la que el régimen estaba experimentando cambios, turbulencias económicas y tensiones sociales. Una brecha empezó a crecer entre los gitanos y los no gitanos, entre los pobres y los ricos. Empezamos a sentirlo en nuestra piel.

Mis propios compañeros y amigos de la universidad tenían un conocimiento muy escaso sobre las realidades del pueblo romaní y estaban influidos por los prejuicios. Me di cuenta de que yo tenía que intervenir y mostrar que además de preocuparme de los asuntos nacionales, el diálogo social y el trabajo dentro de las comunidades gitanas, es muy importante trabajar con los medios de comunicación.

¿Cómo podemos cooperar entre todos y crear una confianza mutua?

Los medios tienen un papel muy importante a la hora de mostrar modelos de cooperación entre gitanos y no gitanos. La crisis económica hace más difícil luchar contra la desconfianza. Nuestro papel debería ser el de crear lugares para la integración como centros deportivos, aulas comunes y sitios de trabajo. A partir de ahí, necesitamos un buen liderazgo del pueblo romaní. Espero que podamos construir una verdadera comunidad desde los cimientos de la sociedad gitana.

Fuente: Parlamento Europeo

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