Europa

La Camarga prohíbe a los gitanos leer las líneas de la mano en la calle

El Ayuntamiento de Saintes-Maries-de-la-Mer ha sido denunciado por discriminación al limitar la actividad de las adivinadoras.  El alcalde asegura que no pretende perseguir a nadie, sino únicamentte poner fin al abuso

 

 Por: Llluís Uría - París - 03/03/2009

Si hay una patria gitana en el mundo, esta es la comarca francesa de la Camarga, el triángulo de marismas que forma el Ródano en su desembocadura. Y su capital, Saintes-Maries-de-la-Mer, un foco de peregrinaje que reúne todos los meses de mayo a miles de gitanos procedentes de todos los rincones de Europa, y del mundo, para venerar a su patrona, Santa Sara la Kali (la negra) y festejar que pertenecen a una misma comunidad. Esa que en Francia prefieren designar antes por su condición de nómadas - "gentes del viaje" es su apelación oficial-que por sus rasgos étnicos.

La Camarga es el reino de los toros, los vaqueros y la rumba catalana, importada por los gitanos que huyeron de España durante la Guerra Civil y que ha alumbrado uno de los grupos flamencos franceses más famosos en el mundo entero: los Gipsy Kings. Yes también la patria de las adivinadoras del porvenir, lectoras de las líneas de la mano, convertidas en un reclamo turístico más y, sin embargo, un foco de discordia.

Las gitanas de Saintes-Marie-de-la-Mer andan estos días alteradas por lo que consideran un ataque del Ayuntamiento de la población. El alcalde, Rolland Chassain (de la UMP, el partido de Nicolas Sarkozy), ha decidido poner coto a la proliferación, a su juicio excesiva, de echadoras de la buenaventura, que en plena campaña turística pueden invadir por decenas las calles de la población. Algunas, razona el alcalde, con modos impropios, agresivos incluso, para con los turistas. "No se trata de perseguir a nadie, sino de acabar con los abusos. Cuando se insulta a la gente, cuando se la atraca, hay que poner límites", razona el alcalde.

No es el único en pensar así. Algunos comerciantes se quejan de que las adivinadoras - sobre todo las más jóvenes-acosan a los turistas y espantan a la clientela. Aunque la mayoría admite que las gitanas forman parte del lugar, de su identidad, desde tiempo inmemorial.

El decreto municipal por el que se prohíbe la adivinanza del porvenir en determinados lugares de la localidad data de hace un año, pero ahora, coincidiendo con las vacaciones de invierno, la policía local ha aumentado los controles en la calle. Las echadoras de buenaventura han empezado a inquietarse, sobre todo pensando en lo que puede pasar en verano.

Y también organizaciones gitanas como la Asociación Nacional de Gentes del Viaje Católicos (ANGVC), que ha presentado una denuncia ante la Alta Autoridad de Lucha contra las Discriminaciones y por la Igualdad (Halde) por discriminación. Según la asociación, la iniciativa municipal va dirigida a la comunidad gitana. La Halde ha admitido la demanda, pero todavía no se ha pronunciado.

A la espera del dictamen, las más veteranas adivinadoras siguen su actividad en las calles como hicieron sus abuelas y bisabuelas. "Sin nosotras, Saintes-Maries no sería Saintes-Maries", dice Sarah, erigida en portavoz del colectivo. La Camarga no sería la Camarga sin los gitanos

 Fieles de gitanos viendo como desciende de las bóvedas de la iglesia de Saintes-Maries-de-la-Mer el cofre con las reliquias de las dos veneradas santas Marías

Fotografía: David Ramos
 
 

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