Europa

El avance de la extrema derecha pone en riesgo la reforma

Jobbik gana terreno cara a las próximas elecciones con fuertes críticas hacia los gitanos

 

Budapest - 05/04/2010

La situación es clásica, la economía de Hungría está en crisis, su gran minoría gitana es un chivo expiatorio fácil y un partido de extrema derecha que culpa a los gitanos de "pillos" y "gozadores del bienestar social" se apresta a ganar terreno en las próximas elecciones.
 
Si las encuestas de opinión están en lo cierto, el partido nacionalista Jobbik tiene la posibilidad de convertirse en el segundo mayor grupo en el Parlamento después de las elecciones del 11 y 25 de abril, negándoles a los favoritos de centro-derecha una posible mayoría de dos tercios, manifestó Reuters.
 
"Con su retórica populista extrema, Jobbik podría poner bajo presión las políticas del próximo Gobierno", dijo el analista político Andras Giro-Szasz. "Jobbik puede limitar el mandato popular del próximo Gobierno", agregó Giro-Szasz.
 
Los gitanos componen entre el 5 y 7% de la población de Hungría y criticarlos ha demostrado ser la táctica más exitosa de Jobbik mientras la contracción económica de más del 6 por ciento del año pasado dejó a más de uno por cada 10 húngaros sin empleo.
 
Sus mayores triunfos tendrían lugar en lugares como Ozd en el pobre noreste de Hungría, una ciudad siderúrgica sumida en tiempos difíciles, donde parece reunir las condiciones para derrotar a los socialistas.
 
Deterioro y desesperación
 
En Ozd, los problemas que acosan a Hungría, y especialmente a sus gitanos, resultan dolorosamente evidentes. El colapso del comunismo después de 1989 dio lugar al cierre de la planta siderúrgica, el principal empleador del pueblo, dejando a 14.000 personas sin trabajo.
 
Los gitanos poco calificados fueron despedidos en primer lugar, la mayoría de estos no ha trabajado en los 20 años que pasaron desde entonces.
 
El deterioro y la desesperación en pueblos cercanos llevaron a miles más a Ozd. Hoy, un tercio de los 39.000 residentes son gitanos, dice Lajos Berki, líder del Consejo de la Comunidad Gitana.
 
"Aproximadamente 1.000 de nosotros tiene trabajo más o menos regular. El resto vive de la seguridad social. Hay problemas, no podemos negarlo. Unos cuantos miles de gitanos han causado verdaderos problemas", dijo Berki.
 
El asentamiento gitano sobre las afueras de Ozd, conocido como Hetes, desborda de actividad, pero no de trabajo remunerado. Los niños juegan al fútbol en la basura afuera de casas dilapidadas, mientras los adultos cortan leña de forma ilegal o pululan sin hacer nada.
 
"No estoy pegada al seguro de desempleo", dijo Gyula Budai, parada cerca del único grifo en funcionamiento que comparten 500 gitanos. "Vamos, que nos den trabajo y verán quién quiere trabajar y quién no", agregó Budai.

Fuente: El Universal

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