España

EMILIO SANTOS SILVA

"Hemos recibido un golpe muy duro. Confiábamos en Europa y el prepotente de Sarkozy ha acabado con todo"

"Estamos preocupados porque no sabemos donde puede desembocar esto, tememos que siente precedente, aunque en España el gitano está cada día más integrado, pero no en Europa"

Emilio Santos Silva, de la Federación 'Conciencia Gitana'
Foto: HOY

Por: G. Moral - 04/10/2010

Hace años que Emilio Santos dejó de dormir con el pasaporte durante sus viajes por Europa. La entrada de España en la Unión Europea para él supuso más tranquilidad y ventajas. Hoy después de esos años de libertad plena dice que el pasaporte volverá a ser como su segunda piel en el próximo viaje que prepara a Rumanía este mes. Sarkozy le ha amedrentado. Santos, técnico de cooperación internacional y secretario de la Federación de Asociaciones "Conciencia Gitana" de Extremadura (Fecogex), es un extremeño comprometido con su región y también con el país que hoy mira con consternación como la mayor minoría étnica de Europa, que engloba a unos tres millones de rumanos y otros tantos búlgaros, se enfrenta en Francia a historias vividas hace 300 años.

Las expulsiones del país galo de medio millar de inmigrantes gitanos este verano --que se van con 300 euros en el bolsillo-- son "discriminatorias e ilegales", considera, y han despertado la indignación no solo de los más de 15.000 extremeños de esta etnia sino de los doce millones de gitanos europeos. "Hemos recibido un golpe muy duro. Confiábamos en Europa y el prepotente de Sarkozy ha acabado con todo", lamenta Santos.

"Las conductas de estos romanís que vivían en asentamientos ilegales se deben sancionar pero no se puede echar a nadie de un país por ser una minoría". Y es que la orden del presidente francés no habla de expulsar a quienes crean conflictos, "porque como en todos sitios hay de todo", sino a diferentes. "Si se atenta contra el orden público hay que tomar medidas pero no en grupo considerando a todos por igual por el hecho de pertenecer a una etnia distinta. Asociar delincuencia o inseguridad a toda una minoría es un grave error", reflexiona también Miguel Suárez, presidente de la Federación de Asociaciones Gitanas Extremeñas (Fagex).

"Estamos preocupados porque no sabemos donde puede desembocar esto, tememos que siente precedente, aunque en España el gitano está cada día más integrado, pero no en Europa", dice Santos.  Ambos colectivos consideran xenófoba la actitud del presidente francés y ponen a España como espejo en el que se deben mirarse todos los estados para incluir a este colectivo en el desarrollo social.

Pero no solo la cruzada francesa "atenta" contra los romanís, también lo hace contra la inmigración, "otra minoría". Un doble estigma. Y si los primeros están indignados, el malestar entre los casi 10.000 rumanos --no hay datos sobre los de etnia gitana-- que conviven en Extremadura no es menor. Desde la entrada de Rumanía en la UE en 2007 la presencia de rumanos en Extremadura se ha multiplicado por nueve. De hecho, son ya los extranjeros más numerosos por detrás de marroquís y portugueses. De los casi 10.000 inmigrantes rumanos, 4.100 están afiliados a la Seguridad Social; la mayoría se dedica al sector agrario -2.787-, otro millar están dados de alta en el régimen general, 147 son autónomos y un centenar trabajan en el hogar.

En Don Benito está la sede de la única asociación que asesora a estos ciudadanos. Su primer presidente y hoy delegado en Extremadura de la Federación de Asociaciones de Emigrantes Rumanos en España, Nicolae Bolován, también critica duramente la orden del presidente francés. "Expulsar a un ciudadano de cualquier territorio es un atentado".

Recuerda que la situación de sus compatriotas romanís en el país galo, donde llevan años viviendo en las mismas condiciones, difiere de las situaciones vividas cada año en Extremadura. Los asentamientos ilegales también existen en la región de forma temporal durante las épocas de recolecciones agrícolas, pero lejos de expatriar se habla de desalojar.

Cientos de rumanos, la mayoría gitanos, han montado campamentos temporales en Tierra de Barros, Vegas Altas o el Jerte, y tras decenas de desalojos, "se ha intentado convivir con este problema". El ejemplo está en Almendralejo, donde hace cinco años comenzaron a llegar gitanos rumanos y portugueses a las tareas de la vendimia y la aceituna. Tras desalojar acampadas y naves pateras en las que se hacinaban después, el ayuntamiento instó a los agricultores que contratan a este personal "necesario" a adecuar espacios para asegurar las condiciones de habitabilidad de los temporeros en la ciudad.

Su llegada no evita conflictos de convivencia, pero el municipio intenta difundir sus normas con la labor de mediadores sociales. "Es la solución a un problema temporal aquí", dice el alcalde José M Ramírez, que cree "una barbaridad" la política de Sarkozy. "Hay medidas suficientes para prevenir estos asentamientos" antes de convertirse en poblados con historia.

"En Extremadura se habla de convivencia y no de expulsión", incide también el portavoz de la Asociación de los Derechos Humanos de Extremadura, Daniel de la Fuente, que tacha la actuación francesa de "rotundo ataque a la dignidad y persecución localizada". Este colectivo teme que cale el "simple mensaje que refuerza esta conducta xenófoba" y que además "alimenta un odio sin fundamento y generalizado hacia las minorías y da pie a gobiernos que sostienen discursos ultranacionalistas y autoritarios", advierte Suárez.

La inestabilidad económica de Rumanía unida a la persecución en época de Fernando VI, las leyes y pragmáticas que los discriminaban hasta los años 70 y su valorado sentido de libertad propia, acentuó el carácter itinerante de los gitanos, pero su situación de asentado ilegal "no justifica la actuación de Sarkozy", abunda Bolován, que recrimina también a este colectivo que no acate las normas del país.

Asegura que la expulsión "no resuelve nada. La solución pasa por educación desde la base, formación y aplicación de las directrices de fomento de la integración". Es la misma que plantea Emilio Santos, que dice que el Gobierno rumano está haciendo fatal las cosas en cuanto a la integración de las minorías. También echa en falta políticas europeas y una base legal sólida porque "ahora hay doce millones de gitanos en Europa pero somos un pueblo prolífico y en el 2030 seremos 36 millones". De momento, reconoce el esfuerzo que España y Extremadura, a la que pone como ejemplo europeo, está haciendo en favor de la integración, "aunque queda por hacer", mientras espera que Europa sancione a Francia.

No solo los colectivos gitanos y rumanos consideran atroz la política migratoria francesa. El presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, califica de "execrable" las expulsiones porque se "vinculan" a una etnia determinada. "Los gitanos no deben tener ni más ni menos derechos que los demás", y en este sentido parece que se va "para atrás" en aspectos de la construcción europea. Coincide con la portavoz del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea, Teresa Angulo, que rechaza esta actuación por una cuestión de humanidad y derechos. "En estas políticas no se puede ir por libre".

Fuente: La Crónica de Badajoz

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