España

Más allá del estereotipo gitano

Unas jornadas de la Universitat de València muestran la herencia cultural y desconocida del pueblo romaní

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Por: Pilar G. del Burgo - valencia - 02/10/2013

Ser gitano no es sinónimo de presunto, ni de palmeo las veinticuatro horas del día, ni de mercadito callejero, exotismo y faralaes, ni de trapicheo, picaresca, clanes y chabolismo, aunque también, como cualquier otro grupo de población en España y Europa. El manido estereotipo del gitano es cada día más facilón y obsoleto y salta con solo sacudir un poco los ácaros de viejas y falsas creencias.

Una jornadas organizadas por la revista Bostezo y el Centro de Documentación Europa de la Universitat de València han abierto la puerta a una de las realidades más ignotas del pueblo gitano, la que está vinculada a su herencia cultural —más allá del cajón y el cante—, a su expresión cinematográfica, literaria, pictórica y artística a lo largo de su historia. Durante tres días, el Aula Magna acogió a expertos que recorrieron un mapa muy distinto al que vulgarmente asigna el imaginario popular a este grupo de población (750.000 en España). En ese mapa aparece la contra imagen de su propia identidad, narrada por ellos mismos que se enfrenta a los dos estereotipos más habituales en los que se suele incurrir: el folclorismo y la marginalidad.

«Se trata de acabar con esa mirada homogénea, porque los gitanos son tan heterogéneos como cualquier otro grupo de población», afirma Paco Inclán, uno de los organizadores, que asegura que los gitanos, «siempre han sido objeto de una mirada homogénea, basada en el rechazo. en el desconocimiento y en la imposición de la cultura dominante, que habla más de quien mira que del retratado».

Gran Redada y Holocausto

La palabra «gitano» procede de «egiptano», porque en el siglo XV se pensaba que procedían de Egipto, pero también se les llama calés, una voz que deriva del indostaní kalá (negro), zíngaros y bohemios, aunque el término menos peyorativo y más normalizado es romaní. Poco se sabe de las grandes matanzas de gitanos a lo largo de la historia, desde la Gran Redada de 1749 que impulsó Fernando VI, con la que se pretendió separar a hombres y mujeres para extinguirlos, hasta el holocausto nazi en el que fueron asesinados 500.000 gitanos que Alemania no reconoció hasta 1982.

La discriminación legal contra los gitanos se plasmó con rango de norma legal a mediados del siglo pasado, en 1943, en el Reglamento de la Guardia Civil —artículos 4 y 5— que advertía que los gitanos tenían que ser vigilados de forma especial. Mientras la supuesta sociedad civilizada levantaba una empalizada de segregación racial hacia los gitanos, éstos plasmaban su indosincrasia como pueblo originario del norte de la India (Punjab) en sus diversas expresiones artísticas, como la cinematográfica, según expresó el investigador José Ángel Garrido que en las jornadas se refirió a la lucha de los gitanos por hacerse visibles en un mundo globalizado.

«¿Cuánto hay de realidad y ficción en la pantalla del mundo gitano?». Encontrar una respuesta a esta pregunta le ha supuesto más de dos décadas de trabajo.

Garrido reunió 44 películas de 9 paises sobre temática gitana y extrajo 126 elementos descriptivos, de los cuales dos de cada tres correspondían a tópicos y solo un 35 % intentaba acercarse a la verdadera vida y sentimiento de un pueblo tan heterogéneo como cualquier otro.

«¿Cómo es posible —planteó el investigador— que un pueblo tan próximo despierte tanto desconocimiento entre nosotros, cuando hay culturas más alejadas que se conocen mejor y máxime cuando está presente en tantos paises?». «¿Por qué —agregó— no hay una presencia más realista?».

Elementos descriptores

Entre los tópicos que recoge el celuloide sobre los gitanos Garrido destacó el temperamento, la leyenda de dar buenaventura o hacer maldiciones, la falsa idea de que son pequeños ladrones, cantantes de coplas...,«pero en el 35 % de las películas que describen una realidad más próxima aparecen otros elementos como la existencia de una lengua propia, haber sido perseguidos por el nazismo (1939-45), los realojamientos forzosos que se hicieron en Madrid y Barcelona durante la dictadura franquista, la educación diferenciada...», indicó Garrido que destacó que con los gitanos «se ha abusado de los tópicos» en el cine.

El cambio de formato que se ha introducido con la globalización digital ha cambiado de forma radical la imagen de los gitanos: «se ha pasado más a la biografía, a los testimonios y a la pérdida de un discurso de unanimidad, porque la dispersión digital hace que existan múltiples voces y se pueda llegar a los problemas y retos que se viven a diario en pequeñas comunidades.

«Desde mi punto de vista —añadió—,es un síntoma de normalización en el mundo de lo audiovisual, con el cambio del modelo podemos ganar una visión más realista y acorde con la realidad gitana».

Los romanís participan en la limpieza del barrio del Cabanyal

Charles Chaplin, Yul Brinner, Michael Caine, Bob Hoskins y Hellen Mirren son algunos de los actores de origen gitano que han conseguido ser reconocidos por su arte. A ellos no se les antepone el fácil estereotipo de chabolistas que se utiliza con tantas personas de este grupo humano diferenciado por su cultura, historia y tradiciones.

A kilómetros de distancia de esa aureola de fama, otro grupo de gitanos de un barrio degradado de Valencia, como es el Cabanyal, trabaja voluntariamente, con perserverancia y voluntad, desde la asociación Millorem el Cabanyal, en hacer efectivo ese propósito. Con pequeñas aportaciones compran materiales y pinturas para lavar la cara del barrio, limpiar solares abandonados y llenos de escombros y reivindicar una calidad de vida que a veces se les niega.

Fuente: levante-emv.com

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