España

Una nueva asociación promueve la educación en el mundo gitano para que las niñas y jóvenes tengan más oportunidades
 
"Es vital concienciar a las propias mujeres gitanas de la importancia de la educación"
 
En primer plano, Merche Hernández, Ana Gutiérrez, Yolanda
Salazary María del Pino Jiménez posan delante del centenar
de mujeres que asistieron a la asamblea./ HENAR SASTRE
 
Por: Nieves Caballero - Valladolid 03/03/2009
 
«Hemos dado una voz y se han presentado muchísimas mujeres. A cinco voces que demos, ya lo ves». En efecto, un centenar de mujeres de raza gitana con sus hijos, principalmente niñas, respondieron ayer a la llamada de presentación de la nueva Asociación de Mujeres Tali (significa libertad), cuyo principal objetivo es la integración junto al resto de la sociedad española, sobre todo, a través de la educación. La vicepresidenta de la asociación, Merche Hernández Lozano, se convierte en esa voz que grita a la sociedad: «estamos ahí. Somos mujeres, gitanas, y sobre todo españolas». Y continúa: «Tenemos anhelos». «Estamos empezando, está todo en el aire». «No estamos solas». «Queda mucho por hacer».
 
La vicepresidenta tiene claro que si hace 25 años hubiera existido una mujer mediadora como hoy lo es Yolanda Salazar Barrul, ella hubiera llegado a la universidad. Para ambas es vital concienciar a las propias mujeres gitanas de la importancia de la educación.
 
Yolanda Salazar, la secretaria, va a cumplir los cincuenta años, pero ha conocido una época en la que ni las propias madres ni las administraciones facilitaban la integración escolar de las mujeres gitanas. «Cada vez hay menos absentismo en los colegios. Luchamos para que haya muchas mujeres en la universidad», enfatiza. Otros objetivos son la sanidad, la vivienda y el trabajo. Las mujeres gitanas son conscientes de que los mercadillos, una de sus principales formas de vida, tienen los días contados. «Queremos puestos de trabajo para nuestras niñas como los tienen las mujeres payas», destaca, antes de defender que «son niñas muy listas y que con su ayuda llegarán lejos».
 
Compañeras entrañables
 
Se trata de una asociación mixta en la que las mujeres gitanas comparten intereses con las payas. «Somos compañeras entrañables», presumen. Aunque la mayoría de las integrantes trabajan desde 1976 en el movimiento social gitano de la ciudad junto a muchas mujeres payas, hasta ahora no se habían constituido en asociación. Es la número 26 dentro de las creadas por mujeres en Valladolid y la 970 del total de asociaciones registradas en el Ayuntamiento de la capital. Ha surgido en Valladolid, pero su ámbito de actuación es regional y, de hecho, ya cuentan con una veintena de socias en otras provincias.
 
Los primeros pasos son difíciles y la lista de reivindicaciones interminable, desde una sede para que sea el punto de referencia de las mujeres gitanas hasta los programas para atender las demandas sociales, como el de apoyo a la familia en Pajarillos, el de prevención de drogodependencias o el de mediadoras gitanas en Castilla y León, del que este año se va a ocupar la asociación, explica Eva de la Fuente, quien junto a Ana Gutiérrez, Arancha Zurro y Marisa López, no deja de echar una mano a las mujeres gitanas.
 
Otra de estas mujeres que ha dedicado años de su vida al voluntariado para apoyar a las familias gitanas es Consuelo González, hoy en día directora de Participación Ciudadana del Ayuntamiento, pero que ayer dejó claro que estaba en el centro cívico Juan de Austria en calidad de amiga.
 
Ella recuerda que todo es importante, desde aprender a leer y a escribir hasta sacarse el carné de conducir, desde transmitir la cultura y los valores humanos hasta participar en una excursión a la playa. Hay que salir de casa. Hay mucho por conseguir, pero también han logrado dar grandes pasos, inmensos pasos.
 
«En estos momentos tienen mucha libertad, las mujeres pueden ir un día a la playa y sus maridos se quedan con los niños». Antes, era impensable.
 
 

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