Los vecinos de Caritel de etnia gitana, alojados a través el plan de eliminación de chabolas, volvieron a recibir una muestra de solidaridad de una parte de los habitantes de esta parroquia. La nueva jornada de convivencia celebrada ayer, y convocada por “Veciños pola Tolerancia”, se organizó como reacción a los supuestos ataques racistas sufridos en los últimos días por estas familias gitanas.

“Veciños pola Tolerancia” quiere demostrar así que no todos los habitantes de Caritel y de Ponte Caldelas quieren expulsar a esta familias sino que, muy al contrario, algunos están dispuestos a ayudarles para que asienten su vida en la parroquia y se sientan integrados. Todo ello a pesar de los constantes ataques que aseguran que sufren estas personas, por una parte de la población que viene mostrando “conductas racistas e intolerantes, acosando a los nuevos residentes de Caritel sólo por su procedencia”, dicen.

La familia de Miguel Montoya fue una de las que ayer recibió esta muestra de solidaridad por parte de un grupo de vecinos. “Veciños pola Tolerancia” denunció recientemente que tanto él como sus hijos fueron víctimas de acoso por parte de quienes quieren expulsarlos de la parroquia movidos por conductas racistas.

Los vecinos que apoyan a la familia Montoya aseguran que los afectados “sufren insultos, pancartas, cortes de auga e pinchazos nos seus vehículos”. Denuncian que esta familia gitana “vive unha situación realmente insostible” y se quejan de la inhibición del subdelegado del Gobierno y del alcalde de Ponte Caldelas, en su deber de garantizar la seguridad de estas personas y de “velar pola convivencia de todos os veciños”.

Piden al subdelegado del Gobierno que no permita más manifestaciones de “acoso a unha familia” , como las que vienen realizando un grupo de personas ante las viviendas de los afectados.