España

TRAPAGARÁN

¿Gitanos en La Arboleda?

Por: SOS Racismo - Barakaldo - 03/05/2009

¿Os gustaría que alojasen a esta familia en vuestro vecindario? Esta es la pregunta que surgió hace unos días cuando txikiteábamos con una pareja amiga; se refería la pareja amiga a la familia gitana que está siendo objeto de masivos rechazos por parte de los vecinos de La Arboleda, quienes han realizado distintas manifestaciones callejeras e impedido físicamente el alojo de dichas personas en el, hasta ahora, tranquilo barrio de Trapagaran.

Las convocatorias a las manifestaciones se reparten por toda la margen izquierda llegando hasta el mismo Bilbao con lemas como “La Arboleda en peligro” “Defiende la Arboleda” “También te puede tocar a ti” … y llegando a sumar hasta 5.000 personas en alguna de estas manifestaciones, según apreciaciones de un diario local. El alarmismo social es, pues, preocupante al manifestarse públicamente ese temor a ser “invadidos” por personas que supuestamente son capaces de poner en peligro algún preciado bien, no concretado, de la esencia de La Arboleda e incluso al estar expuesta cualquiera de nuestras personas a ser contaminados con el mal de la amenazadora familia.

No los quieren porque son una “familia conflictiva”; pero según se vio obligada a declarar la abogada ante la gravedad de los rumores esparcidos, los hijos son pequeños, la madre no tiene antecedentes y al parecer el único cargo que tiene el padre es el de haber sustraído chatarra. Todo lo demás son dimes y diretes en los que se apoya este colectivo de personas poseedoras, parece ser, del derecho a decidir sobre quién es digno de ser vecina o vecino suyo y quién no puede ser admitido; y todo ello con la complicidad del Ayuntamiento de Trapagaran.

Quizás a los vecinos y vecinas les gustaría elegir quien puede vivir en su pueblo y quien no. Pero eso no funciona así. A quien han sacado de Sestao y le cambian de casa (porque le dan una, porque le quitan la que tenía) quizás preferiría también haber podido elegir donde vivir,  y a sus vecinos y vecinas. Todo el mundo dice no ser racista, pero casualmente este tipo de movilizaciones de rechazo solo se dan, o se permiten, cuando se trata de rechazar a personas ?????? ????????? o familias gitanas o extranjeras.

Quizá ni los mismos azuzadores sean conscientes de la gravedad de sus acciones y del sustrato racista sobre el que se apoyan. En primer lugar, el inmueble es propiedad del Gobierno Vasco que al parecer ha cumplido escrupulosamente todos los pasos del protocolo a seguir en estos casos tanto con el Ayuntamiento de origen como con el Ayuntamiento de destino y la razón de ser de dicho inmueble, entre otras, es precisamente el alojamiento de familias necesitadas. En segundo lugar, las acusaciones vertidas sobre la familia cuestionada están realizadas sin ninguna fundamentación real; pero es que si fueran ciertas, la justicia es la que deberá de actuar, tras las denuncias realizadas sobre hechos que habrá que probar y no la “ciudadanía justiciera”.

Y por último, estos señores están creando un precedente gravísimo con el que en adelante, cualquier persona puede ser excluída de la convivencia social siempre que el divulgador de la rumorología destaque las diferencias étnicas o de otro tipo con la suficiente destreza como para asustar al personal.

En el fondo de la cuestión está el orgullo de pertenecer a una casta privilegiada en la que su más preciado valor es la uniformidad y el miedo a la inseguridad que les creará el tratar con gentes con a quien por prejuicios se les suponen principios y modos de conducta diferentes, y peores; cuando ese silencio cómplice de su Ayuntamiento debiera haberse roto dejando claro que la aplicación de la ley es la misma para todas las personas y expandiendo claros conceptos como que la mayor riqueza del ser humano es precisamente nuestra diversidad individual y colectiva y el enriquecimiento mutuo que provoca ese continuo fluir de ideas, sentimientos y costumbres.

Y contestando a la pregunta con la que comenzaba la presente reflexión: En todas las comunidades de vecinos y vecinas hay alguna persona que no es del gusto de otras; lo que no justifica su no admisión, ni las masivas muestras del rechazo colectivo.

Fuente: aragondigital.es

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